La sublimidad del conocimiento de Cristo

Fil 3,3-8

Tened en cuenta que los verdaderos circuncisos somos nosotros, los que damos culto en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, sin poner nuestra esperanza en la carne, aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree poder confiar en la carne, más yo. Fui circuncidado al octavo día; pertenezco al linaje de Israel, a la tribu de Benjamín; soy hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto a la justicia que proporciona la Ley, intachable. Pero lo que antes consideré ganancia, lo consideré pérdida comparado con Cristo. Más aún, juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él perdí todas las cosas; incluso las tengo por basura para ganar a Cristo.

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