SERIE SOBRE LA ORACIÓN: “La oración del corazón” (Parte I)                

El que quiera enriquecer e intensificar su vida de oración, encontrará una práctica muy valiosa en la tradición de la Iglesia oriental: Es la así llamada “oración del corazón” u “oración de Jesús”.

Para no dar lugar a malos entendidos, vale aclarar que esta forma de oración hace parte del rico tesoro de la Iglesia Universal, si bien es practicada sobre todo por los fieles de la ortodoxia. No es, de ninguna manera, una práctica ajena que provenga de las formas de meditación de otras religiones orientales; sino que es genuinamente cristiana. Actualmente se está introduciendo también cada vez más en la Iglesia católica romana. En efecto, la oración del corazón puede responder de forma fructífera a nuestro anhelo de silencio y recogimiento.

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: El Santo Rosario

Después de haber reflexionado sobre los padecimientos de la oración y sobre la Adoración eucarística, dirijámonos ahora a las diversas formas de oración. A pesar de que la oración es, en sí misma, algo sencillo, no siempre nos resulta fácil orar, y menos orar bien. También esto es un arte, y para aprenderlo conviene estudiar las variadas formas y métodos de oración que existen, y, sobre todo, practicar fervorosamente la oración como tal. Una oración bastante difundida y querida en nuestra Iglesia Católica, sobre todo en ciertos círculos, es el Santo Rosario. En muchas de sus apariciones auténticas, la Virgen María nos dice cuán importante es para ella el rezo del Rosario. Por eso vale la pena dedicarle esta meditación a esta valiosa oración.

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: La Adoración Eucarística (Parte II)

La adoración eucarística y la sanación interior

Los hombres en general –y también nosotros, los fieles– solemos estar heridos en nuestro interior, porque no hemos recibido el suficiente amor o hemos experimentado un abuso de nuestro amor. En consecuencia, pueden surgir graves deficiencias en el alma, y el ámbito afectivo puede sufrir un trastorno tal, que estas personas muy heridas podrían llegar a cerrarse interiormente.

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UNA PRUEBA DEL AMOR DEL PADRE

“No puedo entregar por segunda vez a mi Hijo predilecto para demostrarles a los hombres mi amor! Pero ahora, para amarlos y para que conozcan este amor, yo mismo vengo a ellos, tomando su aspecto y su pobreza. Mira, ¡pongo en el suelo mi corona y toda mi gloria, para tomar la apariencia de un hombre común!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

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SERIE SOBRE LA ORACIÓN: Padecimientos en la oración (Parte II)

La oración es una de las glorias que podemos gozar ya en esta vida, pues es una escalera por la cual Dios desciende a nosotros y nosotros ascendemos a Él. Sin embargo, ni siquiera en nuestra vida de oración estamos exentos de los esfuerzos que corresponden a nuestra existencia terrenal y tenemos que soportar todo tipo de perturbaciones. Pero Dios, en su sabiduría, se vale de todo ello.

Ayer habíamos empezado a hablar sobre los así llamados “padecimientos en la oración”, entre los cuales habíamos mencionado las distracciones y la sequedad en los sentimientos. Hoy queremos continuar con algunos otros…

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