REPOSO SERENO

“En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo”
(Sal 4,9).

¡Dichoso aquel que aplica estas palabras del salmo! No temerá “el espanto nocturno” (Sal 90,5), y aunque los sueños inquietantes quieran perturbarlo, no perderá la paz del corazón, porque sabe que el Señor vela sobre él.

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Sirve a tu Señor en verdadera humildad

Mt 23,8-12 (Evangelio correspondiente a la memoria de San Buenaventura)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Vosotros no os dejéis llamar ‘Rabbí’, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie ‘Padre’ vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar ‘Instructores’, porque uno solo es vuestro Instructor: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.” leer más

La suerte de los profetas

Am 7,12-15

En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós: “Vete, vidente; huye al país de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. Pero en Betel no sigas profetizando, porque es el santuario real y la Casa del reino.” Amós respondió a Amasías: “Yo no soy profeta, ni hijo de profeta; soy pastor de ganado y picador de sicómoros. Pero Yahvé me tomó de detrás del rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo Israel’.”

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Envía a tus profetas

Os 14,2-10

Así dice el Señor: “Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, pues tus culpas te han hecho caer. Preparaos unas palabras, y volved al Señor. Decidle: ‘Quita toda culpa; acepta lo bueno; y en vez de novillos, ofrecemos nuestros labios. Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, y no diremos más ‘Dios nuestro’ a la obra de nuestras manos, oh tú, que te apiadas del huérfano’. –Yo sanaré su infidelidad, los amaré sin que lo merezcan, pues mi cólera se ha apartado de él. Seré como rocío para Israel; florecerá como el lirio y hundirá sus raíces como el Líbano. Sus ramas se desplegarán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano.

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La vida floreciente

Os 14,2-10

Así dice el Señor: “Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, pues tus culpas te han hecho caer. Preparaos unas palabras, y volved al Señor. Decidle: ‘Quita toda culpa; acepta lo bueno; y en vez de novillos, ofrecemos nuestros labios. Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, y no diremos más ‘Dios nuestro’ a la obra de nuestras manos, oh tú, que te apiadas del huérfano’. –Yo sanaré su infidelidad, los amaré sin que lo merezcan, pues mi cólera se ha apartado de él. Seré como rocío para Israel; florecerá como el lirio y hundirá sus raíces como el Líbano. Sus ramas se desplegarán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano.

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El rechazo del evangelio y sus consecuencias

Mt 10,7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos si hay en él alguna persona digna, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. Pero si no os acogen ni escuchan vuestras palabras, al salir de la casa o del pueblo aquel sacudíos el polvo de vuestros pies. Os aseguro que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquel pueblo.”

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