“Toca y la puerta estará abierta de par en par para ti” (Palabra interior).
En el Libro del Apocalipsis el Señor dice: “Mira que he puesto ante ti una puerta abierta” (Ap 3,8). Estas palabras se extienden a todos aquellos que buscan al Señor de todo corazón. Ya no tenemos que seguir buscando la puerta, pues Él mismo es la puerta (Jn 10,9). Sólo tenemos que entrar por ella y confiar en su delicada guía.