“Puedes confiarme todo y derramar siempre ante mí tu corazón” (Palabra interior).
¡Qué invitación tan grata y trascendental nos dirige nuestro Padre! Él no sólo nos escucha, sino que nos comprende hasta lo más profundo de nuestro ser.
“Puedes confiarme todo y derramar siempre ante mí tu corazón” (Palabra interior).
¡Qué invitación tan grata y trascendental nos dirige nuestro Padre! Él no sólo nos escucha, sino que nos comprende hasta lo más profundo de nuestro ser.
Mt 5,38-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo que no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitar contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con él dos. A quien te pida da, y no vuelvas la espalda al que desee que le prestes algo.”