El camino de tus preceptos

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Sal 119,33.34.35.36.37.40

Muéstrame, Señor,
el camino de tus preceptos,
y lo seguiré hasta el fin.

Dame entendimiento para cumplir tu voluntad
y la guardaré de todo corazón. 

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LOS PLANES DEL MALIGNO SERÁN FRUSTRADOS

“Satanás lo intenta todo, pero sus planes serán frustrados” (Palabra interior).

Ciertamente existe esta pretensión de Satanás de subyugarlo todo bajo su dominio, y nosotros, los fieles, hemos sido insertados en esta lucha. En su sabiduría, nuestro Padre nos deja este combate. En efecto, el Diablo lo intenta todo por realizar sus planes de iniquidad, y no pocas veces parece tener éxito. Sin embargo, en su ceguera, él no cuenta con la intervención de Dios en la situación que cree tener bajo su control. No puede verlo, porque no tiene la mirada del Señor y el orgullo le impide notar que siempre es él el perdedor.

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La oración de Ezequías

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2Re 19,9b-11.14-21.31-35a.36

Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías, con esta misiva: “Esto diréis a Ezequías, rey de Judá: Que tu Dios, en el que confías, no te engañe, diciendo que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú mismo has oído cómo los reyes de Asiria han tratado a todos los países, entregándolos al anatema, ¿y vas tú a librarte?” Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego subió al templo y abrió el rollo de carta ante el Señor. Ezequías elevó esta plegaria ante el Señor: “Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines, tú sólo eres el Dios para todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra. ¡Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira! Escucha las palabras de Senaquerib, enviadas para insulto del Dios vivo.

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NUESTRO CORAZÓN FUE CREADO PARA DIOS 

“El hombre nunca podrá encontrar la verdadera felicidad fuera de su Padre y Creador, porque su corazón no está hecho sino para mí” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

¡Cuántas veces los hombres buscan la felicidad y la alegría sin encontrarlas! ¡Cuánto sufrimiento y desorientación surge de ello, cuántas decepciones, vacío interior e incluso desesperación!

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La vocación de San Juan

Is 49,1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.” Mientras yo pensaba: “En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas”, en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: “Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.”

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LA PUERTA ABIERTA

“Toca y la puerta estará abierta de par en par para ti” (Palabra interior).

En el Libro del Apocalipsis el Señor dice: “Mira que he puesto ante ti una puerta abierta” (Ap 3,8). Estas palabras se extienden a todos aquellos que buscan al Señor de todo corazón. Ya no tenemos que seguir buscando la puerta, pues Él mismo es la puerta (Jn 10,9). Sólo tenemos que entrar por ella y confiar en su delicada guía.

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Una nueva Creación        

 

2Cor 5,14-17

El amor de Cristo nos apremia, persuadidos de que si uno murió por todos, en consecuencia todos murieron. Y murió por todos a fin de que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que desde ahora no conocemos a nadie según la carne; y si conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no le conocemos así. Por tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación: lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo. leer más

Despreocupación en el amor de Dios

 

Mt 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, pensando qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, discurriendo con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, pero vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.

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