“Quiero mostraros cómo vengo a vosotros por medio de mi Espíritu Santo” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Con el último y más hermoso de los dones del Espíritu Santo –el de la sabiduría– podemos saborear interiormente el amor que nuestro Padre nos tiene. Aquí no se trata, en primera instancia, de conocerlo a través del entendimiento o de penetrar en los misterios divinos, como habíamos considerado en el don que meditamos ayer, sino que se trata del “dulce sapere”, del “dulce sabor” de la sabiduría.