“Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente” (Sal 15,7).
De muchas maneras nos habla nuestro Padre y a nadie deja sin instrucción. En efecto, ¿cómo podría hacerlo? ¿Qué padre se negaría a dar un consejo a su hijo cuando éste se lo pide? ¡Cuánto más nuestro Padre Celestial nos aconsejará de las más diversas formas! Siempre tendremos a disposición su consejo divino, si tan sólo lo buscamos.