“Ésta es la voluntad de mi Padre: que quien vea al Hijo y crea en él tenga vida eterna” (Jn 6,40).
Ésta es la maravillosa y santa Voluntad de nuestro Padre: conceder a todos los hombres la vida eterna y conducirlos así a su Reino celestial. Todos sus esfuerzos tienen esta meta: que cada persona –aunque sea en su último suspiro antes de morir– se convierta sinceramente a su Padre Celestial e invoque su Nombre.