Permanecer en la bendición de Dios

Mal 1,14b.2,1-2b.8-10

¡Yo soy un gran Rey, dice Yahvé Sebaot, y mi Nombre admirado entre las naciones! Recibid ahora esta advertencia, sacerdotes: Si no hacéis caso ni tomáis a pecho dar gloria a mi Nombre, dice Yahvé Sebaot, lanzaré contra vosotros la maldición y maldeciré vuestra bendición. Pero vosotros os habéis extraviado del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la Ley, habéis corrompido la alianza de Leví, dice Yahvé Sebaot. Por eso también yo os he hecho despreciables y os he envilecido ante todo el pueblo, de la misma manera que vosotros no guardáis mis caminos y hacéis acepción de personas en la Ley. ¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado el mismo Dios? ¿Por qué entonces nos traicionamos unos a otros, profanando la alianza de nuestros padres?

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El último puesto

Lc 14,1.7-11

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo una parábola: “Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viniendo el que os invitó a él y a ti, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, siéntate en un lugar más digno’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que están contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.”

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“PRENDADO ESTÁ EL REY DE TU BELLEZA” 

“Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor” (Sal 44,11-12). 

Estos versos del salmo despliegan su más sublime belleza cuando los entendemos como una llamada de nuestro Padre a seguirle sin reservas y a ponernos de lleno a su servicio. Esta belleza cobra vida cuando vemos una vocación religiosa: por ejemplo, alguien que se siente llamado a seguir al Señor en un monasterio contemplativo.

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Siento una gran tristeza

Rom 9,1-5

Hermanos: Cristo es testigo de que digo la verdad, y de que no miento –además me lo dice mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo–: siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. Pues desearía ser yo mismo maldito, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne. Son israelitas; ellos disfrutaron de la adopción filial, de la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas y los patriarcas; de ellos también procede Cristo según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.

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HASTA LOS LEONES CLAMAN A DIOS 

“Los leoncillos rugen por la presa, reclamando a Dios su comida” (Sal 103,21).

El amor y el cuidado de Dios se extienden a toda su Creación irracional. Esto habrá sido lo que impulsó a un San Francisco de Asís a incluir a todos los elementos en la fraternidad de las criaturas en su famoso cántico. Todo lo que nuestro Padre ha creado encuentra su sentido más profundo en Él y da testimonio de Él, aunque a consecuencia del pecado haya quedado disturbada la armonía originaria y la muerte haya entrado en este mundo.

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Las benditas almas del Purgatorio

 

Lam 3,17-26

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: “Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.” Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

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RELACIÓN FAMILIAR CON DIOS

“¡Venid, acercaos: todos tenéis derecho a acercaros a vuestro Padre!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

En el mundo de la política suele hablarse de los “derechos humanos” que deben garantizarse y ser respetados. Sin embargo, al no comprender correctamente el orden de valores instituidos por Dios, se puede llegar a tener concepciones erróneas sobre lo que son los derechos humanos. Las palabras que hoy escuchamos del Mensaje del Padre, en cambio, nos hacen ver un derecho fundamental y muy profundo de nuestra existencia. leer más

Éstos son los que llegan de la gran tribulación

Solemnidad de Todos los Santos

Ap 7,2-4.9-14

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del Oriente con el sello del Dios vivo. Gritó entonces con voz potente a los cuatro ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: “No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.” leer más