EL PARAÍSO SE ABRE

¡Fue tanto lo que perdimos cuando se nos cerraron las puertas del Paraíso! Aunque nos hayamos acostumbrado y ya no lo percibamos con gran dolor, es una profunda miseria en la que se sumió el hombre al caer en el pecado. Pero en el fondo del alma permanece aún el anhelo del Paraíso, que puede convertirse en un impulso para que busquemos a Dios. Nuestro Padre nos deja sentir las carencias de esta vida incompleta, y, al mismo tiempo, nos muestra el camino hacia aquella plenitud que Él nos quiere conceder. Así nos dice en el Mensaje a la Madre Eugenia:

leer más

Fidelidad hasta la muerte

2Mac 6,18-31

En aquellos días, a Eleazar, uno de los principales escribas, hombre de edad avanzada y semblante muy digno, le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida. Los que estaban encargados del banquete sacrificial contrario a la Ley, como ya conocían de antiguo a este hombre, lo ponían aparte y le invitaban a traer carne preparada por él mismo, que le fuera lícita, y a simular como si comiese la mandada por el rey, tomada del sacrificio. Lo hacían para que, obrando así, se librara de la muerte, y por su antigua amistad hacia ellos alcanzara benevolencia.

leer más