“YO CONOZCO TU CORAZÓN”

“Yo conozco tu corazón y sé que me amas. A fin de cuentas, esto es lo decisivo, porque el amor todo lo perdona.” (Palabra interior)

Estas palabras del Padre nos recuerdan a aquella frase de oro atribuida a San Agustín: “Ama y haz lo que quieras.”

Conforme a esta máxima, el amor es el criterio definitivo para actuar y, de por sí, conduce a la acción correcta. En consecuencia, nuestra tarea es buscar el verdadero amor, reconocerlo, beber de él y vivir en él.

leer más

El Espíritu Santo: la clave para permanecer firmes

Lc 12,8-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Os digo que si alguien se declara a mi favor ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a su favor ante los ángeles de Dios. Pero si alguien me niega delante de los hombres, también será negado delante de los ángeles de Dios. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir.”

leer más

LA DEBILIDAD: UN REMEDIO DIVINO 

No te aflijas cuando sientas tu debilidad. Al contrario, alégrate, pues Yo soy tu defensa y tu victoria” (Palabra interior).

Es muy importante que sepamos que nuestro Padre no nos mide de acuerdo a nuestras debilidades. Antes bien, debemos estar conscientes de que su bondad nos acompaña precisamente en aquellos campos en los que nos sentimos débiles. Por supuesto que, en nuestro seguimiento del Señor, debemos trabajar en nuestras debilidades y no podemos simplemente ceder a ellas. Pero, en su sabiduría, nuestro Padre nos deja ciertas debilidades, para que no nos enorgullezcamos y siempre tengamos presente que es Él quien nos da la victoria.

leer más

Nada de hipocresía

Lc 12,1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay oculto que no sea descubierto, ni secreto que no llegue a saberse. Porque cuanto hayáis dicho en la oscuridad será escuchado a la luz; cuanto hayáis hablado al oído bajo techo será pregonado sobre los terrados. 

leer más

EL TRIUNFO DEL AMOR

La mansedumbre, que es obra del Espíritu Santo en el alma, puede conquistar más corazones que la dureza” (Palabra interior).

Aquí se hace referencia a un maravilloso fruto del Espíritu Santo en nuestra alma. A través del Espíritu Santo, nuestro Padre edifica su Reino en nuestro corazón. Así lo expresa en el Mensaje a la Madre Eugenia:

leer más

El tiempo de la paciencia de Dios

Rom 3,21-30a

Ahora, independientemente de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios de la que hablaron la ley y los profetas. Se trata de la justicia que Dios, mediante la fe en Jesucristo, otorgó a todos los que creen –pues no hay diferencia; todos pecaron y están privados de la gloria–. Éstos son justificados por Él gratuitamente, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús. A él lo ha puesto Dios como propiciatorio en su sangre –mediante la fe– para mostrar su justicia tolerando los pecados precedentes, en el tiempo de la paciencia de Dios, con el fin de mostrar su justicia en el tiempo presente, y así ser Él justo y justificar al que vive de la fe en Jesús. 

leer más

EL DON DEL ESPÍRITU SANTO

“El Espíritu Santo está siempre dispuesto a iluminaros y fortaleceros” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

El gran don del Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, hace que nuestra alma sea iluminada por la luz sobrenatural de Dios, de manera que aprendemos a verlo todo desde la perspectiva de nuestro Padre Celestial. Él es la luz de la luz, y en cuanto nos dirigimos al Espíritu Santo pidiéndole que nos ilumine, Él abrirá nuestros ojos interiores para que podamos ver y percibir mejor la gloria del Padre. 

leer más

Os envío como ovejas en medio de lobos

Lc 10,1-9

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las poblaciones y sitios adonde él había de ir. Pero antes les dijo: “La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id, pero sabed que os envío como ovejas en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

leer más

Dios se manifiesta en las obras de la Creación

Rom 1,16-25

Yo no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío en primer lugar, pero también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: ‘El justo vivirá por la fe’. En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra las maldades e injusticias de los hombres que aprisionan la verdad con su injusticia, pues ellos tienen claro lo que se puede conocer de Dios, ya que el propio Dios se lo manifestó.

leer más

UNA IMAGEN DE DIOS PADRE

“Que el signo visible de mi presencia invisible sea una imagen, mostrando que realmente estoy presente. Así, todos los hombres desarrollarán sus actividades bajo la mirada de su Padre” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Este es uno de los deseos que nuestro Padre Celestial transmitió a la Madre Eugenia Ravasio. A raíz de ello, se hizo y se difundió una imagen de Dios Padre. Yo (el Hno. Elías), quien escribe esta meditación, le pedí a un iconógrafo búlgaro que escribiera un ícono conforme a las prescripciones de la imagen existente. Este ícono se encuentra en la cripta de adoración perpetua en nuestro monasterio en Alemania y, cuando recibimos pedidos, también enviamos copias de esta imagen (contact@jemael.org).

leer más