“Padre divino, bondad infinita que se derrama sobre todos los pueblos, ¡que todos los hombres te conozcan, te honren y te amen!” (Antífona del Oficio a Dios Padre).
Cuando la paz de nuestro Padre desciende como rocío sobre la Tierra y penetra en las almas, cuando los hombres empiezan a conocer, honrar y amar a Dios, también se vuelven receptivos a su bondad que se derrama sobre todos los pueblos.