LA DEBILIDAD: UN REMEDIO DIVINO 

No te aflijas cuando sientas tu debilidad. Al contrario, alégrate, pues Yo soy tu defensa y tu victoria” (Palabra interior).

Es muy importante que sepamos que nuestro Padre no nos mide de acuerdo a nuestras debilidades. Antes bien, debemos estar conscientes de que su bondad nos acompaña precisamente en aquellos campos en los que nos sentimos débiles. Por supuesto que, en nuestro seguimiento del Señor, debemos trabajar en nuestras debilidades y no podemos simplemente ceder a ellas. Pero, en su sabiduría, nuestro Padre nos deja ciertas debilidades, para que no nos enorgullezcamos y siempre tengamos presente que es Él quien nos da la victoria.

leer más

Nada de hipocresía

Lc 12,1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay oculto que no sea descubierto, ni secreto que no llegue a saberse. Porque cuanto hayáis dicho en la oscuridad será escuchado a la luz; cuanto hayáis hablado al oído bajo techo será pregonado sobre los terrados. 

leer más