“ALZAD VUESTROS OJOS”

“Y vosotros, hijos míos que habéis perdido la fe y vivís en tinieblas: alzad vuestros ojos y veréis los rayos de luz que vienen a iluminaros” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

La situación de aquellos que han perdido la fe es de gran necesidad. Pensemos, por ejemplo, en un religioso o sacerdote que ha dejado su vocación. Tal vez empezó bien, intentando servir a su Señor con gran fervor. Pero después llegaron las tentaciones y terminó cayendo en ellas. Cuantas más veces caía, menos podía –y tal vez ya ni siquiera quería– resistir. Así, el amor se enfriaba cada vez más y las tinieblas se difundían. Y estas tinieblas pesan con particular densidad sobre aquellos que en otro tiempo estaban cerca del Señor. ¡Cuán difícil les resulta volver!

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Me lanzo a lo que está por delante

Fil 3,8-14 (Lectura correspondiente a la memoria de San Bruno)

Hermanos: Todo lo considero pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él perdí todas las cosas; incluso las tengo ahora por basura con tal de ganar a Cristo y vivir en él, no por mi justicia, la que procede de la Ley, sino por la que viene de la fe en Cristo, justicia que procede de Dios, por la fe. Y, de este modo, lograr conocerle a él y la fuerza de su resurrección, y participar así de sus padecimientos, asemejándome a él en su muerte, con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos. 

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