JESÚS ALABA LA SABIDURÍA DEL PADRE

“Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños” (Mt 11,25).

En estas palabras de Jesús, se percibe cuánto se complace Él en la sabiduría de su Padre. Si incluso nosotros alabamos al Padre por su sabiduría, cuando empezamos a conocerlo y amarlo cada día más, ¡cuánto más lo hará nuestro Señor! Siendo su amado Hijo, Él comprende al Padre Celestial en otro nivel. Él conoce la gloria del Padre en toda su plenitud, sin esos límites que nosotros, los hombres, tenemos.

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Lc 9,57-62

Mientras iban caminando, uno le dijo: “Te seguiré adondequiera que vayas.” Jesús replicó: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.” Dijo a otro: “Sígueme.” Pero él respondió: “Déjame ir primero a enterrar a mi padre.” Replicó Jesús: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú vete a anunciar el Reino de Dios.” Hubo otro que le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.” Replicó Jesús: “Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.”

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