“En el plan salvífico de mi amor, la lucha ocupa un lugar importante” (Palabra interior).
La lucha que el Señor libra por nosotros y con nosotros contra los poderes de la oscuridad no sólo es ineludible, sino que hace parte del plan salvífico de su amor. Así como en el camino de seguimiento de Cristo es necesario emprender el combate espiritual para refrenar nuestras pasiones y resistir a las seducciones de este mundo, también es preciso luchar contra los ángeles caídos. En efecto, son ellos los que asedian al hombre, induciéndolo a caminos equivocados y tejiendo a su alrededor una red de mentiras.