Conocer, honrar y amar al Padre…
Cuando haya crecido la relación confiada entre el Padre y nosotros; es decir, cuando lo hayamos conocido más a profundidad, notaremos cómo Dios empieza a hacernos partícipes de los deseos de su corazón. Nos hará comprender que debemos ir junto a Él en busca de las “ovejas perdidas” de la humanidad, para conducirlas de regreso a la casa del Padre.