“Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa” (Sal 83,11).
¡Hasta qué punto el salmista comprendió lo que significa estar en la cercanía de Dios! En efecto, ¿no es así? Aunque fuera un solo día que pudiéramos pasar cerca de nuestro amado Padre, ¡qué incomparable sería éste en relación con todos los demás días en que no estuvimos junto a Él!