“‘Aquí estoy -como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad’. Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.” (Sal 39,8-9).
La fuente de la verdadera alegría consiste en estar unidos a la Voluntad de nuestro Padre y recibir así el mismo alimento que llenaba al Hijo de Dios: Hacer la Voluntad del Padre (Jn 4,34).