“Permanece siempre en mí, dondequiera que estés. En mí está tu hogar y en mí siempre encontrarás alimento” (Palabra interior).
¡Esto es lo que nos ofrece el Padre Celestial! En el Evangelio, el Señor nos dice algo similar: “Permaneced en mí y yo en vosotros” (Jn 15,4).