“No temas cuando la bestia grite y el león ruja. No podrán lograr nada, porque luchan contra mí” (Palabra interior).
La imagen del león representa al demonio, como nos dice el Apóstol San Pedro en la breve lectura que escuchamos cada noche en el rezo de las Completas:
“Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quien devorar” (1Pe 5,8).