“En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él” (1Jn 4,9).
En todas partes ha de resonar este grito sin enmudecer jamás, porque todos esperan la manifestación del Salvador: “¡Hosanna al Hijo de David!” (Mt 21,9).