“Alegraos, justos, y gozad con el Señor, aclamadlo, los de corazón sincero” (Sal 31,11).
El gozo en el Señor que aquí aclama el salmo ha de inundar a los justos, pues ellos se esfuerzan por hacer la Voluntad de Dios. Es en sí mismo una fuente de alegría conocer a Dios y gustar la sabiduría de sus mandamientos, así como caminar por la senda que el Padre, en su bondad, nos ha preparado.