“Permaneced en mí, como yo en vosotros” (Jn 15,4).
Además de permanecer en Dios y Él en nosotros a través de la contemplación y la meditación, también existe el aspecto de permanecer en el Padre por medio de las obras que realizamos.
“Permaneced en mí, como yo en vosotros” (Jn 15,4).
Además de permanecer en Dios y Él en nosotros a través de la contemplación y la meditación, también existe el aspecto de permanecer en el Padre por medio de las obras que realizamos.
Ap 4,1-11
Yo, Juan, miré y vi una puerta abierta en el cielo, y aquella voz que me había hablado antes, parecida al sonido de una trompeta, me decía: “Sube acá, que te voy a enseñar lo que ha de suceder después.” Al instante caí en éxtasis. Vi entonces un trono erigido en el cielo, y a Uno sentado en el trono. El que estaba sentado tenía el aspecto del jaspe y la cornalina.