EL SEÑOR ES NUESTRA FUERZA 

Espera en el Señor, sé valiente, 

ten ánimo, espera en el Señor” (Sal 27,14).

El Señor es nuestra fuerza…

Esta es la experiencia constante de aquellos que recorren con el Señor su camino a través de esta vida e intentan cumplir su misión en este mundo. Nosotros, los hombres, somos muy limitados y muchas cosas superan nuestra capacidad. Pero esto no significa que tengamos que perder la esperanza, sino que hemos de aceptar con realismo los límites que Dios nos ha puesto. Al mismo tiempo, nuestro Padre nos lleva muchas veces más allá de nuestros límites, de manera que podemos decir con toda certeza: “¡Es el Señor quien lo ha hecho!”

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Los ojos de la fe

NOTA: Escucharemos hoy la lectura y meditación correspondiente al miércoles de la I
Semana de Adviento, en lugar de tomar la de la Fiesta del Apóstol San Andrés. Si alguien
desea escuchar una meditación de esta Fiesta que hoy se celebra, puede encontrarla en el
siguiente enlace: http://es.elijamission.net/como-creeran-sin-que-se-les-predique-2/

Is 25,6-10a

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“MI LUZ AHUYENTA TODA OSCURIDAD” 

Mi luz ahuyenta toda oscuridad, hasta el punto de que te duela haber tenido aún el más mínimo pensamiento equivocado(Palabra interior).

Dios es luz y no hay en Él sombra alguna (1Jn 1,5). Nuestro Padre es el amor (1Jn 4,8b). Cuando el amor se derrama en nuestros corazones y nosotros nos dejamos mover por él, no podrá subsistir nada que se oponga a este amor. Así es como tiene lugar la purificación del corazón.

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“DELÉITATE EN EL SEÑOR”

“Deléitate en el Señor, y él te dará lo que pide tu corazón” (Sal 36,4).

Deleitarse en el Señor significa tener acceso al Corazón del Padre y alegrarse en él. Esto no se refiere tanto a la alegría por lo que el Padre ha hecho y sigue haciendo por nosotros, sino más bien a deleitarse en Dios mismo. Él nos ha abierto su Corazón, de modo que podemos morar en él y movernos en su amor. La profundidad de esta alegría proviene del encuentro directo con nuestro Padre. Su amor se comunica a nuestra alma y la impregna, y ella exulta de gozo en el Señor. El amor divino despierta todas sus potencias.

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“EN TU LUZ VEMOS LA LUZ” 

“En ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz” (Sal 36,10).

Nuestro Padre quiere abrir nuestros ojos para que podamos ver. Como se relata en el Evangelio, nuestro Señor devuelve la vista a los ciegos (Mc 10,46-52). Pero un regalo aún más grande de su amor es concedernos la luz de la fe, abrir nuestros ojos espirituales y permitirnos ver con los ojos de Dios. ¡Qué diferencia con respecto a la ceguera espiritual, que impide a las personas encontrar el camino hacia Dios! Y aún más fuerte es la ceguera espiritual cuando los hombres viven en pecado. ¡Que el Señor los arrebate del poder de las tinieblas (Col 1,13) y los conduzca a su luz admirable (1Pe 2,9)!

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Estar preparados para el Retorno de Cristo

Rom 13,11-14a

Hermanos: Comportaos reconociendo el momento en que vivís. Porque ya es hora de levantaros del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con dignidad: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo. 

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EL MONTE SANTO DEL SEÑOR 

“¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón” (Sal 24,3-4a).

El Padre llama a todos los hombres a “subir al monte del Señor”. Él los ha equipado con todo cuanto necesitan para ello. Ahora, le corresponde al hombre seguir de todo corazón esta invitación y ponerse en marcha hacia el monte santo del Señor.

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