“El Señor, tu Dios, está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! Exulta de gozo por ti, te renueva con su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta” (Sof 3,17).
Nuestro Padre Celestial dirige estas palabras a su Pueblo escogido y particularmente a Jerusalén. Él quiere compadecerse y renovar su amor, a pesar de todas las transgresiones del Pueblo.