“Hijos míos, Yo soy la fuente de todas las gracias y beneficios; pero, aún más, soy un abismo de amor. ¿Habéis contemplado el inmenso Océano de Mi misericordia? Venid, ved y sumergíos en la inmensidad de Mi amor” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
El Padre nos invita una y otra vez a sumergirnos en su amor. Todos los místicos hablan de ello y anhelan ser envueltos y transformados por este amor.