“Glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera” (Jn 17,4).
Para Jesús ha llegado la hora de volver al Padre. Ha cumplido su misión y ha dejado a los suyos todo lo que necesitan para avanzar hacia la eternidad y llegar a la morada eterna que Él les prepara en la Casa de su Padre (cf. Jn 14,2-3).