Lc 24,35-48
Los discípulos que habían regresado de Emaús contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban comentando todo esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros”. Sobresaltados y asustados, creyeron ver un espíritu. Pero él les dijo: “¿Por qué os turbáis? ¿Por qué alberga dudas vuestra mente? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y pensad que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo”. Dicho esto les mostró las manos y los pies.