“María, tomando una libra de perfume de nardo puro muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos.” (Jn 12,3)
¡Qué gesto tan tierno de parte de María nos narra este pasaje evangélico! Es una ternura que corresponde al ser de la mujer, y que refleja algo de su belleza y capacidad de entrega. María le ha entregado todo su corazón a Jesús, y cuánto consuelo habrá sido para Él, en medio de tanta hostilidad, aquella alma amante. Algo similar le sucederá en el Viacrucis, cuando Verónica enjuga su rostro.