NOTA: Debido a la extensión de la lectura de hoy, nos contentaremos aquí con un breve resumen de la misma, y les recomendamos encarecidamente leerla en su totalidad en el capítulo 3 del libro de Daniel (3,14-20.91-92.95).
El rey Nabucodonosor convocó a tres jóvenes judíos y les ordenó adorar una estatua que había erigido. Quien se negase, sería arrojado a un horno de fuego abrasador. Los tres jóvenes dieron un contundente “no”, y pusieron en Dios su confianza. Cuando el rey los hubo mandado arrojar al horno de fuego, de repente vio –en lugar de tres– cuatro hombres que caminaban entre el fuego sin sufrir daño. ¡Dios había mandado un ángel para preservar a sus servidores! Entonces Nabucodonosor los liberó y alabó a su Dios, que había realizado un milagro tan grande.