Bar 5,1-9
Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción, y vístete con las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede. Envuélvete en el manto de la justicia divina y adorna tu cabeza con la gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a toda la tierra y te dará para siempre este nombre: “Paz en la justicia y gloria en la piedad”.