Estoy realizando esta serie de meditaciones sobre las “carencias de libertad” porque, a mi parecer, es importante que nuestro testimonio cristiano esté impregnado por aquella libertad que sólo el Señor puede concedernos: “Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” (Jn 8,36). Aunque tratemos de vivir en la Voluntad de Dios –y esto es lo que desea toda persona que haya vivido una verdadera conversión–, puede haber ciertas debilidades que nos impiden cumplir Su Voluntad gustosa, entera e inmediatamente. Aunque quizá no todos nosotros nos veamos afectados por cada una de las carencias de libertad que trataremos en las próximas meditaciones, es importante tomar nota de todas ellas. Quizá así podamos ayudar a otras personas, cuya libertad está restringida por todo tipo de miedos y otras carencias. Para desarrollar este tema, tomo ciertas pautas del libro “Nuestra transformación en Cristo” de Dietrich von Hildebrand, especialmente del capítulo llamado “La verdadera libertad”.