Amado Padre, tu Hijo nos prometió en el Evangelio:
“Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará; y vendremos a él y haremos morada en él.” (Jn 14,23)
Padre, no solamente queremos invitarte; sino que clamamos con todo nuestro corazón: ¡Ven a nosotros! ¡Siéntete en casa en nosotros! Queremos prepararte una morada, en la cual puedas establecerte. Ven y no tardes; quédate para siempre.