Gal 2,19-20 (Lectura correspondiente a la memoria de Santa Brígida)
Hermanos: yo por la Ley he muerto a la Ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy crucificado: vivo, pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y la vida que vivo ahora en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.