Se cumple la profecía; se hace realidad: ¡Dios se nos manifiesta de forma visible!
Posteriormente, el Discípulo Amado de Jesús dirá:
“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros; y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.” (Jn 1,14)