Todo sería tan sencillo si los hombres se sometiesen al amoroso gobierno de Dios, se dejasen llenar por Su Espíritu y, en esta relación de amor con Dios y los unos con los otros, llevasen una vida plena y santa.
¿Es eso un sueño? ¿Es simplemente un deseo que habita en nuestra fantasía, porque queremer evadir una realidad que a menudo se muestra tan distinta? ¿Es una mera ilusión?