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A partir de ayer, estamos reflexionando sobre un importante tema espiritual, que ha de ayudarnos a despertar enteramente a la verdad, para que nuestro seguimiento de Cristo quede libre de ilusiones y nuestro testimonio pueda así ser más eficaz en el mundo. Se trata del “autoengaño”…
En uno de los salmos podemos leer las siguientes palabras: “¿Quién se da cuenta de sus propios yerros? De las faltas ocultas límpiame.” (Sal 19,13). En varios pasajes del Nuevo Testamento, Jesús señala la ceguera de los fariseos y de los escribas. Dios conoce el corazón del hombre y nada está escondido ante Él.