
Resulta difícil ignorar la situación en la que actualmente nos encontramos a causa del coronavirus, correspondido con medidas gubernamentales de gran alcance y por algunas órdenes eclesiásticas incomprensibles.
En particular, la medida tomada por la Conferencia Episcopal Italiana –de que ya no se celebren Santas Misas con público– va hacia una dimensión que ninguno de nosotros pudo haber imaginado.