En nuestras representaciones, el pesebre de Belén no sólo brilla con el resplandor del Niño Jesús, con la presencia de María y José, con los pastores que se apresuran a llegar, con los Reyes magos que vienen desde el Oriente para ofrecerle sus dones y para adorarlo… Desde hace mucho tiempo, se ha hecho tradición incluir en el pesebre a la Creación no racional. El buey y el asno son silenciosos testigos de la Natividad del Señor. Y la presencia de estos animales se hace significativa.
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Sexta Meditación de Navidad: La dignidad de la pobreza de Jesús
“Ya conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza”. (2Cor 8,9)
“Una pobreza que nos enriquece”–así podríamos describir el suceso de la Natividad. A Dios no le asusta hacerse pequeño para los hombres; no teme colocarse por debajo de los ángeles, para enaltecer a los hombres. Un pequeño niño en un pesebre, sin rastro de lujo; una gruta como casa natal; unos sencillos pastores como huéspedes… ¡Todo esto revela una pobreza que está llena de dignidad, por ser voluntaria! Dios quiso venir al mundo en esta pobreza, para mostrarnos la verdadera riqueza, que es Su amor.
Quinta Meditación de Navidad: La Sagrada Familia
Al nacer en una familia humana, Dios fortaleció el núcleo de la sociedad, y nos dejó su ejemplo para que lo imitemos. A través de su Encarnación, Dios quiso penetrar todos los campos de la vida humana, y aquí la familia ocupa un lugar privilegiado.
Cuarta Meditación de Navidad: El Niño
El Señor viene al mundo como niño. Este es el camino que Dios escogió para abajarse a nosotros, y para que podamos comprenderlo. Un niño provoca alegría y amor; ternura e instinto de protección. ¡Nadie tiene miedo de un niño! Incluso personas que son cerradas, a veces se abren ante la presencia de un niño.
Tercera Meditación de Navidad: Los pastores
Los pastores de los campos de Belén acogen llenos de gozo el mensaje del ángel, y van de prisa a buscar al Recién Nacido. Son personas sencillas, y en la simplicidad de su corazón comprenden la importancia del mensaje que han recibido. ¡Ciertamente habrán quedado totalmente fuera de sí ante el sublime acontecimiento de la gruta de Belén!
Segunda Meditación de Navidad: La alegría de los ángeles
María y José, los pastores que vienen desde sus campos, los tres Reyes Magos que están en camino para encontrar al Rey que ha nacido… todos ellos han sido tocados y atraídos por el misterio del Dios hecho hombre. Todos ellos tienen un encuentro con el Señor, aunque de diferentes maneras. ¡Cuán grande habrá sido la alegría de los ángeles, al saber que su Señor estaba entre los hombres! ¡Cuán dichosos habrán estado al poder llevar esa Buena Nueva a sus hermanos en la Tierra! ¡Para ellos es un honor servir con prontitud a su Padre!
Primera Meditación de Navidad: ¡Alegraos, Cristo ha nacido!
Durante la octava de Navidad, quisiera hacer cada día una sencilla meditación sobre el acontecimiento de la Natividad del Señor, intercalada con villancicos interpretados por Harpa Dei. Espero que esto nos ayude a sumergirnos más en el grandioso misterio de esta Fiesta.
El esplendor de la misericordia
Lc 1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, quedó lleno de Espíritu Santo y profetizó con estas palabras: “Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, como había prometido desde antiguo por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian.
Las oblaciones legítimas
Mal 3,1-4.23-24
Voy a enviar a mi mensajero a allanar el camino delante de mí, y en seguida vendrá a su templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el Ángel de la alianza que tanto deseáis, ya llega, dice Yahvé Sebaot. ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca? Porque será como fuego fundidor y lejía de lavandero. Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán quienes presenten a Yahvé oblaciones legítimas. Entonces se complacerá Yahvé en la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño, como en los años remotos.
Aprender de San José
Mt 1,18-24
La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.