2Tim 1,6-8.13-14
Querido hermano: Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de manos. Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor; ni de mí, su prisionero. Al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios. Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí, basadas en la fe y en la caridad de Cristo Jesús. Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros.