Como vemos, son diversas las posibilidades que Dios nos ofrece en el camino de seguimiento de Cristo para la sanación de nuestra alma. El camino de santificación al que estamos llamados, quiere conducirnos a la comunión total con Dios, que llegará a su plenitud en la eternidad. Entonces, cuando nuestra alma herida esté totalmente sanada y transformada, ya no habrá nada que nos separe de Dios. Estaremos totalmente unificados con Él en el amor, y viviremos en la visión beatífica de Dios; es decir, que lo veremos tal cual es. Todo esto lo haremos en comunión con los santos ángeles y todas aquellas personas que han sido acogidas en la gloria del cielo. Entonces, el hombre habrá llegado a su destinación eterna…