Si contemplamos el amor que Dios nos tiene y nos percatamos de su inmensidad, podríamos preguntarnos qué es lo que Él quiere de nosotros y cuál es la actitud que debemos tener frente a Él. La respuesta es inequívoca: Dios quiere que respondamos a su amor, y Jesús nos da a entender en qué consiste primordialmente esta respuesta: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Jn 14,15).