A través de las meditaciones de los últimos días, hemos podido encontrarnos más de cerca con Dios Padre. A veces las experiencias negativas que hemos tenido en nuestra vida nos impiden reconocer la verdadera imagen de Dios, por ejemplo, si la relación con nuestro padre biológico ha sido más bien problemática. Sin embargo, uno no debe sucumbir bajo estas experiencias, sino que entonces será tanto más necesario que descubramos a Dios como nuestro amoroso Padre, que puede sanar nuestras heridas y llenar consigo mismo cualquier vacío interior.