¡La dicha de Dios es estar entre nosotros, los hombres! ¡Y esto cuenta para cada persona en particular!
Lamentablemente lo conocemos muy poco. Incluso a nosotros, los cristianos, nos hace falta vivir en una relación de plena confianza con Él. ¡Pero qué preciosa sería la vida si en todo descubriéramos el amor de nuestro Padre; si supiéramos que en Él está nuestro refugio; si percibiésemos cómo Su amor está obrando en nosotros, conduciéndonos por el camino de la perfección!