En el año 1932, Dios Padre se apareció a la Madre Eugenia Ravasio. Ella escribió el mensaje del Padre Celestial. Después de una larga evaluación, el obispo encargado dio el reconocimiento eclesiástico a este mensaje. Así, la humanidad ha recibido un valiosísimo regalo en el librito titulado “El Padre habla a sus hijos”.