Ven, Espíritu Santo, ilumínanos, pues Tú eres la luz que esclarece nuestra oscuridad. Líbranos de toda nuestra ceguera espiritual, para que te reconozcamos mejor y en Tu luz podamos ver la verdad. Y es que hay una gran diferencia entre ver la realidad nada más en su dimensión natural, o saber reconocer en todo Tu obra.