Una última vez volveré al tema del que hemos hablado los últimos dos días.
Pero, antes de entrar en materia, quisiera decir unas cuantas palabras:
Mi intención es poder transmitir, a través de las meditaciones diarias, tanto la recta doctrina de la Iglesia como también una sana formación espiritual. Lamentablemente ambos elementos son cada vez más difíciles de encontrar, puesto que, hoy en día, mucho ha quedado infectado por un espíritu modernista, que fácilmente se vuelve anticristiano. En este tiempo, hay pocos impulsos de parte de la Iglesia para profundizar la vida espiritual. Quizá algunas órdenes religiosas ni siquiera se den cuenta de que pierden su fuerza interior cuando ese “espíritu del modernismo” se adentra en ellas, queriendo que se adapten al mundo.