“Los pensamientos retorcidos apartan de Dios.” (Sab 1,3)
Con la virtud de la templanza, procuramos ordenar, con la ayuda de Dios, nuestros sentidos y la desarmonía que han generado en nuestra vida. Aquí tiene un papel fundamental la así llamada “ascesis de los pensamientos”, para poder recuperar el dominio sobre nuestros pensamientos, y no estemos simplemente indefensos, a merced de ellos.